PANC

Patrullar al sur del paralelo 60°

En cumplimiento del Tratado Antártico y desde hace 21 años, el continente blanco une a las Armadas de Argentina y Chile con objetivos claros: patrullar las aguas antárticas otorgando seguridad a la navegación, salvaguardando la vida humana en el mar y contribuyendo a mantener las aguas libres de contaminación.

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Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) es testimonio hace dos décadas de la vocación marinera de integrantes de dos Armadas que durante cuatro meses se hacen a las heladas aguas antárticas para cumplir con la misión de patrullarlas. Compromiso que asumieron hace años marinos como el argentino Julián Irízar o el chileno Luis Pardo Villalón, referentes históricos para ambas naciones en navegaciones y rescates antárticos, y que se formalizó a partir del inicio de la PANC en 1998.

El Tratado Antártico enmarca esta actividad que se proyecta hacia el futuro, demostrando un alto grado de profesionalismo en el cumplimiento de la misión, así como una inquebrantable voluntad para llevar adelante las tareas asignadas y contribuir a la interoperabilidad de ambas Armadas.

En cada edición de la Patrulla Antártica Naval Combinada se demuestra que ésta es fundamental para la seguridad de la vida humana en esas latitudes, contribuyendo al apoyo de la comunidad científica; asistencia y evacuaciones médicas; y a la preservación del medio ambiente y del ecosistema marino.

Cada patrulla pone de manifiesto también la camaradería entre argentinos y chilenos que en cada pasaje de guardia hallan propicia la ocasión para el encuentro, el intercambio naval y el compartir las historias y experiencias de dos Armadas que ponen todo de sí desde lo logístico/operativo para que la Patrulla Antártica Naval Combinada se lleve a cabo año tras año.

Representa en síntesis el esfuerzo combinado que las Armadas de Argentina y Chile realizan para patrullar y velar por la seguridad náutica en una zona que tiene gran afluencia de buques ya que durante la temporada estival se incrementa el tráfico marítimo en la Antártida debido a actividades científicas y turísticas. Por ello la patrulla cobra suma relevancia, lo que incluso le llegó a valer el reconocimiento de la Organización Marítima Internacional (OMI).

Cuatro etapas, un mismo objetivo

La XXI edición de la Patrulla Antártica Naval Combinada (PANC) se concretó entre el 15 de noviembre de 2018 y el 31 de marzo de 2019 y se dividió en cuatro etapas.

La Armada de Chile cumplió funciones en las etapas Alfa y Charlie con los buques ATF “Lautaro”, OPV “Fuentealba” y AP “Aquiles”; en tanto que la Armada Argentina efectivizó las etapas Bravo y Delta con el aviso ARA “Islas Malvinas”. Mientras el buque de un país cumple las funciones de Buque de Servicio Antártico, el del otro país se mantiene a la orden como Buque de Apoyo Antártico.

“Con el aviso ARA ‘Islas Malvinas” hicimos la etapa Bravo y la Delta. Al tener el buque apostadero natural en la ciudad de Ushuaia, nosotros navegábamos continuamente por el Canal Beagle, por la Isla de los Estados, donde los accidentes geográficos son muy parecidos a los de la península antártica; lo que nos sirvió mucho para cumplir con la PANC”, detalló el Capitán de Corbeta Nicolás Salinas, Comandante de la unidad durante la patrulla. “Eso lo usamos como adiestramiento para el team de puente y el team de navegación por aguas restringidas, lo que nos permitió llegar a la Antártida con el mayor alistamiento posible”.

También aseveró que además del esfuerzo de la Armada para alistar el buque y que llegue en óptimas condiciones, es fundamental el adiestramiento de la tripulación. “Estuvimos siempre enfocados en adiestrar a la gente en todo lo que es navegación en aguas antárticas, además de lo típico de un buque como lucha contra incendios y control de averías. En aguas antárticas, los riesgos son siempre más grandes por la meteorología, por navegar en aguas restringidas y con témpanos y hay que estar preparados”.

Por su parte, el Capitán de Corbeta Rodrigo Agüero, Comandante del ATF “Lautaro” de la Armada de Chile, señaló que “el aumento de tráfico de todo tipo de naves por la zona antártica en los últimos años, el que ha alcanzado alrededor de siete mil personas diarias transitando por la zona, demanda en ambas Armadas el cubrir una extensa área marítima y estar en condiciones de reaccionar las 24 horas ante cualquier emergencia, por lo que se deben emplear eficaz y eficientemente todas las capacidades disponibles”.

Respecto a su experiencia como Comandante de la unidad, comentó que ésta “fue extraordinaria. Estar desplegado por un largo período y generalmente en condiciones adversas de tiempo y mar, demanda que las dotaciones estén entrenadas y motivadas. El ‘Lautaro’ ya inició su preparación para la campaña antártica 2019/2020, que considera también cursos y seminarios para incrementar la preparación de este desafío que se nos viene por delante”.

Puntos de encuentro

A fines de diciembre se realizó el primer pasaje de guardia; en medio de las fiestas de fin de año las unidades navales de ambas Armadas se encontraron navegando juntas entre témpanos. Los ojos de los marinos apreciaron la gama completa de azules y a su buque compañero de misión en la inmensidad del continente blanco, atravesando juntos una pierna de navegación teñida de un marco majestuoso.

El “Aquiles” pasaba la guardia al “Islas Malvinas” y cada uno asumiría su nueva función dentro de la PANC que, además del patrullaje en sí, incluyó el apoyo a la Campaña Antártica de Verano con el traslado de personal y carga, como también la apertura de bases temporarias.

A la rutina de las unidades se le sumaron estas tareas que contribuyen con las actividades científicas y de permanencia en la Antártida, además del apoyo que se brinda a quienes en las gélidas aguas necesitan ayuda. Tal como sucedió este año cuando personal del Departamento Máquinas del aviso ARA “Islas Malvinas” ayudó a reparar el motor del velero de bandera suiza “Pagan”, asistiendo así a Peter, un navegante solitario que, a bordo de la unidad, había detectado la avería y fondeado en Caleta Potter hasta resolver el inconveniente.

Durante esta temporada también se realizaron diversas actividades científicas. Es así como el equipo del programa internacional Pristine Seas de National Geographic recorrió distintos puntos de la Antártica, a bordo del OPV “Marinero Fuentealba”.

“Estamos apoyando a Chile y Argentina que han propuesto la creación de un área marina protegida en la península antártica. Estamos haciendo un gran documental y también estudios científicos para apoyar aquella propuesta que deberá ser discutida y aprobada en el futuro por 25 países de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antártico (CCAMLR)”, comentó Alex Muñoz, Director Latam para Pristine Seas de National Geographic.

Y si a puntos de encuentro entre Armadas se hace referencia, un caso concreto fue el ejercicio de control y combate de contaminación en Bahía Sur (Isla Livingston) desarrollado de manera combinada el 26 de febrero de este año, mientras se realizaba el cambio de guardia entre el AP “Aquiles” de la Armada de Chile y el aviso ARA “Islas Malvinas” (AVIM). El mismo consistió en un derrame de hidrocarburos en el AP “Aquiles”, mientras que el AVIM fue el buque que lo auxilió.

Para la instrucción de los buques de las dos nacionalidades, se desplegó una barrera de contención de hidrocarburos en la unidad afectada para simular la contención. También se desplegaron elementos de achique para realizar la descarga de la zona afectada.

Participaron de la maniobra la totalidad del personal a bordo y buzos del Servicio de Salvamento de la Armada, embarcados en el AVIM. El AP “Aquiles”, por su parte, desplegó parte de su barrera para verificar procedimientos entre ambas Armadas.

En esta ocasión nuevamente quedó de manifiesto la interoperabilidad y la capacidad de ambas Fuerzas de actuar en forma coordinada y combinada. Cada actividad es un pequeño punto en el diario de viaje de quienes protagonizaron esta nueva Patrulla Antártica Naval Combinada, pero representa la proyección de nuevos desafíos al sur del Paralelo 60º.