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Segunda Compañía de Bomberos “Esmeralda”
En reseña histórica perteneciente a la Segunda Compañía de Bomberos “Esmeralda” de Santiago, destaca con brillo entre sus grandes servidores, la personalidad del Guardiamarina Ernesto Riquelme Venegas, quien ingresó a dicha institución en 1871 y se retiró en 1874 para ingresar a la Marina de Guerra de Chile. En el escrito se destaca que el héroe estudió Humanidades en el Instituto Nacional. Recibido de Bachiller, inició sus aprendizajes de abogacía en la Universidad de Chile, estudios que posteriormente debió abandonar.
Al presentar su renuncia en frases hermosamente sentidas, expresó el dolor que experimentaba al tener que abandonar las filas de la compañía y su deseo de regresar algún día a ella. En uno de sus párrafos expresaba: “Mis deseos, mis ilusiones eran envejecer en sus filas; pero uno propone y su destino dispone, el mío no ha querido que pudiera yo realizar esos deseos. Más, por muy lejos que me halle de aquí y por más tiempo que haya pasado, siempre mantendré vivo el recuerdo de todos los que he visto junto a mí en el puesto de trabajo. Siempre estaré también orgulloso de haber sido voluntario de la Segunda Compañía de bomberos”.
Este joven Guardiamarina personifica en la Historia Naval de Chile al héroe soñado de la juventud chilena: sentimental, músico, bombero, altruista, estudiante de Derecho y poeta; que fue capaz de mostrarse como un marino heroico al sellar con la última descarga de su cañón, la decisión del Comandante Prat, su amigo, su jefe, de no arriar jamás la bandera nacional ante el enemigo, aún cuando se combatiera en inferioridad de condiciones.
Conocida la noticia en Santiago, la Segunda Compañía se reúne en asamblea a sólo ocho días de ocurrido el combate, y acuerda cambiar su nombre de “Bomba Sur” por “Esmeralda” en homenaje a la gloriosa corbeta que duerme el sueño eterno en la rada de Iquique y que, a bordo luchó y entregó su vida heroicamente uno de sus hijos predilectos. Junto con el acuerdo de cambiar el nombre a la Compañía, se decide colocar su retrato en el Salón de Sesiones, el que por siempre se ha conservado tras su testera, presidiendo sus reuniones y actos oficiales.
A bordo de la “Esmeralda” también estuvo el Cirujano 1º Francisco Cornelio Guzmán Rocha, auxiliando a los heridos en el fragor del combate. Él fue uno de los 46 sobrevivientes rescatado por la tripulación del Monitor “Huáscar”. Años después de la epopeya, ingresó a la Segunda Compañía “Esmeralda”. Fue un digno lazo de unión entre la Marina y la Segunda Compañía, dado que en varios periodos desempeñó los cargos de Cirujano, Consejero de Disciplina y Director. Unos de sus hijos, Guillermo Guzmán Aguirre, también se integró a la Segunda Compañía.