En el marco del 23° Aniversario de la Especialidad de Chofer Naval, tanto Mantención como Mecánico Automotriz, me es grato y de gran orgullo poder escribir estas líneas sobre nuestra especialidad.

Cada año de servicio, particularmente en nuestra especialidad, tiene un sabor distinto; muchos de los que la integramos vemos con orgullo como en nuestros uniformes, hoy son dos "V" o unos botones dorados, las que acompañadas de una hermosa cinta con su medalla por años de servicio, engalanan y confirman aquel juramento y compromiso con la patria y la institución: de servir y formar parte de una increíble aventura, bajo la siempre importante mirada, comprensión y apoyo de nuestras familias.

Gracias a las gestiones que muchos realizaron, anónimamente en beneficio de la especialidad, lograron la posibilidad de poder realizar cursos y nivelar los grados, para poder contar hoy con la posibilidad cierta de poder aspirar a grados superiores dentro de nuestra carrera.

Cada momento que pasamos y vivimos en nuestro diario quehacer es muy común. En algún momento detener la marcha, poner en neutro y activar el freno de mano y pegar una mirada por el retrovisor de nuestra vida, ver como ha pasado el tiempo, de cómo y tal vez cuánto nos ha costado llegar al lugar en donde estamos hoy; ver como carretas han dejado las pistas, otros especies que hoy conducen carruajes celestiales; muchos otros desplegados a lo largo de nuestra patria y en el extranjero, siempre orgullosos de lucir nuestro volante.

Mirar atrás para aprender, para renovar fuerzas y compromisos adquiridos, recordar las buenas y malas anécdotas.

A veces, los kilómetros recorridos son tantos que no alcanzamos a dimensionar lo importante que es nuestra labor, muchas veces silente, incomprendida otras tantas, ingrata a veces, pero para quienes llevamos orgullosos el volante sabemos que nada puede doblegar el coraje, la paciencia y el profesionalismo de un Conductor Naval. Aunque no tengamos grandes reconocimientos, nuestro premio y gran orgullo es cumplir con la tarea, comisión u orden entregada; llegar a destino sin novedad y con dotación completa. Ese es nuestro premio y reconocimiento; satisfacción personal y estímulo para cumplir con la próxima comisión que nos espera en el Centro de movilización, la repartición o la agenda.

El 25 de Julio y, bajo la bendita mirada y protección de nuestro patrono San Cristóbal, se celebra un aniversario más de nuestra especialidad; faltarían bitácoras para relatar las grandes historias que hay detrás de cada Conductor Naval, pero quedarán impregnadas en las nuevas generaciones, quienes tienen el deber moral de seguir engrandeciendo ésta, NUESTRA especialidad.

Siempre también pensando y recordando a quienes formaron parte de este noble volante y su engranaje, vaya un aliento y una oración para sus familias y el reconocimiento por toda la experiencia entregada, especies que ya han partido....NO LOS OLVIDAMOS!!!!!

No quiero terminar estas líneas sin antes, agradecer a todos quienes se esmeran día a día, en hacer grande a nuestra patria e institución a través de esta especialidad, a todos quienes ya han recorrido el duro y a veces complicado asfalto de esta carrera, gracias por sus experiencias y conocimientos entregados. A las nuevas generaciones, luzcan orgullosos el volante que visten, conduzcan con profesionalismo, con pasión, y con respeto por la enorme responsabilidad que llevan en sus manos. Hagan grande nuestra especialidad, imitando lo bueno y corrigiendo los errores.

Felicidades a todos los especialistas a lo largo de todo el territorio en nuestro aniversario, un abrazo fraternal que se haga extensivo a sus familias y sus seres queridos.

A los que se encuentran lejos de la patria vaya también un reconocimiento y saludo, ustedes son el testimonio de que nuestra especialidad no tiene límites y que un conductor naval, es capaz de desarrollarse y desempeñarse en donde la institución lo necesite.

Con el cariño, respeto y agradecimiento de un Conductor Naval.

Mauricio Fuentes Herrera
CABO 1° (CH. M. AUT.)