Singladura simbólica del Contingente Escuela de Grumetes 1979

Imagen foto_00000001El 25 de octubre, una vez más se reunió un gran número de ex grumetes de la promoción 1979, más conocida como la del "Centenario" en relación a 1879, provenientes de diferentes lugares del país.

En esta ocasión, el rendez vous fue en Coquimbo. La actividad estuvo llena de alegrías y recuerdos de juventud, acompañados por la presencia de dos grandes instructores de la época: Suboficial Mayor (R) Manuel Villaseca y el Suboficial (R) Fernando Luengo, quienes fueron reconocidos y agasajados por todos los presentes, recordando las primeras vivencias y aventuras en Isla Quiriquina: trotes, varadas y desvaradas de los Doble Bancada (Caupolicán y Calabrote), la lucha en buena lid en los estudios, los chascarros de grumetes, y el recuerdo perecedero de aquellos que ya zarparon a navegar por los mares de la eternidad.

El encuentro no estuvo exento de emoción y hubo reconocimientos para algunos ex grumetes que se han destacado en las actividades realizadas anteriormente o por alguna cualidad o característica personal.

Al término de esta simbólica navegación, otro momento importante y de emoción ocurrió cuando se realizaron los respectivos "zarpes" a los diferentes puertos bases para continuar con nuestras actuales vidas en mares de aguas más tranquilas, donde llegamos a fondear y amarrarnos a barbas de gato, esperando la próxima llamada a la promoción 1979.

Este contingente, que no se deja abatir por los vientos contrarios ni por las tormentas de las dificultades, mantiene siempre la frente en alto y mirando el futuro con confianza y determinación, consciente de que en gran medida éste lo construimos con la sólida base entregada por nuestra querida Institución, sin desmerecer el rol importante que cumplió y cumplen nuestras queridas familias, pilares fundamentales en la carrera y en la vida. Especial mención es necesaria para nuestras esposas, que en nuestros hogares se dedicaron con amor, esmero y desvelo al cuidado y educación de nuestros hijos, cuando muchas veces estábamos ausentes.

La Armada que nos acogió desde muy jóvenes, muchos de nosotros de 15 o 16 años, nos formó y nos dio las herramientas necesarias para llegar a ser buenas personas y marinos por siempre.

Hoy, sintiendo la satisfacción del deber cumplido y de haber entregado a través de los años lo mejor en las diferentes unidades y reparticiones en que nos correspondió servir, solo resta decir y desearles, contingentes del Centenario, "viento a un largo, aguas profundas, y que siempre nos acompañen los buenos vientos del tercer cuadrante". ¡Éxito, viejos lobos!

Grumete 242 / 1979 /Suboficial (R) Juan Rojas Rojas