La página del Suboficial Mayor

Una aventura que lleva 34 años

Imagen foto_00000001Es mediodía de un domingo 8 de febrero de 1981, en un soleado día de verano, y caminamos en silencio el trecho que separa el terminal de taxibuses de Talcahuano, frente al mercado y la guardia de la Puerta de los Leones.

Junto a un menguado acopio de útiles de aseo, portaba en mi bolso un lápiz, esquela, sobre y algunas estampillas para correspondencia. Estas serían, hasta Semana Santa, el único medio para comunicarme con la familia y amistades.

Al momento de enfrentar el duro rostro de los infantes de marina que estaban de guardia y comunicarles el motivo de mi presencia en el lugar, no reparé en que ya era parte de una primera formación junto a otros reclutas; la mayoría se veían mayores, pero con el mismo rostro de incertidumbre y ansiedad que seguramente yo también tenía.

Luego de verificar nuestras identidades ya estábamos pasando una exhaustiva revista de tenida y pertenencias. La turbulencia generada por los transbordadores "Meteoro" y "Grumete Pérez" durante su maniobra de atraque, termina por hacer desaparecer los restos de algo que ya era parte del pasado.

A las 21 horas aún con luz de día, escuchamos por primera vez el toque de silencio y junto con el torbellino de emociones de nuestros nóveles corazones, escaparon rodando algunas lágrimas de varios rostros y se pareció escuchar más de algún sollozo contenido. La estridencia del enérgico toque de diana, junto al vozarrón de nuestros instructores, puso a este contingente de niños reclutas rápidamente en el pasillo de las "parrillas".

Así y frisando los quince años, se inició una aventura de vida que el pasado 8 de febrero completó 34 años, llenos de logros profesionales y personales con gratos recuerdos y satisfacciones, pero también con momentos difíciles y situaciones complejas y tristes que gracias a lo aprendido de mis padres, profesores e instructores pude sortear con éxito y seguir avanzando con una mochila cargada de experiencias no sólo profesionales sino también de vida.

Una vez convertido en flamante mecánico de combustión interna, fui aceptado para cursar la subespecialidad de submarinos en 1988, en la misma Escuela de Submarinos donde me desempeñé como instructor, Condestable y Condestable Mayor el 2010, 2011 y 2014.

Mi familia, que es el mejor equipo de trabajo, lo conformamos junto a María Jimena y nuestros hijos, Paulina y Diego. Siempre cumplimos trasbordo juntos, durante la realización de cursos institucionales y cambios de casa. Actualmente estamos radicados en la comuna de Talcahuano, puerto que aprendimos a querer con su clima riguroso pero con gente muy cálida.

En la Marina crecí física y espiritualmente, formé mi familia y mi hogar. Ahora, en el grado de Suboficial Mayor, dedicado a entregar mis conocimientos y experiencia, como instructor y como marino, siempre apoyando a quien lo requiera, no sólo en lo profesional sino que también en lo personal. Esta tarea se hace fácil en la medida que la comparo con lo recibido de todas las personas con las que he compartido destinaciones durante mi carrera. Sin duda, mi deuda es muy grande y el tiempo corre veloz.

HÉCTOR ARZOLA DELGADO
Suboficial Mayor
Condestable Mayor de la Comandancia en Jefe de la Fuerza de Submarinos